La lluvia es sin duda el enemigo número uno de los cofrades, pero en está ocasión fue cómplice. Año 1995, Madrugá en Sevilla, empieza a llover con lo que la Macarena dedice resguardarse dentro de la Catedral. Cuando Triana llegaba a la Catedral aún seguía estando allí la Macarena y se pudo dar una imágen que siempre quedará en el recuerdo de los que allí estuvieron presentes, Las Dos Esperanza frente por frente.